lunes, 6 de abril de 2009

La cola de Marcos Theurel

Como si el trabajo del ORFIS fuera imparcial y del todo confiable, hoy, se pretende esconder la corrupción que impera en la Secretaría de Comunicaciones, con el cuento de que una auditoría de esa dependencia, podría aclarar de una vez por todas las cosas.
Vaya pues, con los cuentos de la Fidelidad. ¿Acaso en estos casi 5 años el ORFIS no ha hecho bien su trabajo? ¿No ha revisado tal y como se debe las Cuentas Públicas?
Veamos, desde hace ya varios meses, el abuso en el cobro del diezmo, pero sobre todo, la pésima calidad en las obras efectuadas por la Secom, han provocado que su titular, Marcos Theurel, se encuentre en el ojo del huracán.
Tanto la Contraloría, como el Orfis, eran los únicos que no veían, ni ven, las irregularidades en esa dependencia, puesto que verlas, y castigarlas, sería tanto como meterse con los negocios del “señor”, a quién se dice, sus recaudadores, entregan sendos dividendos. Este es el sexenio de la construcción, de eso no cabe la menor duda, pues efectivamente, se han hecho obras y puentes al por mayor.
Muchos son ya los empresarios de la construcción que han sido sangrados por la Fidelidad. No les cumplen con los anticipos de obra y, las estimaciones, las pagan a destiempo, es por esto que un gran número de obras nada más no avanzan o de plano se dejan botadas.
Eso, sí, el diezmo, hay que respetarlo, ese sí se da por “adela” y sin chistar, no acepta rebajas, ni dilaciones. Lo demás, las obras, y la necesidad de la gente, del Pueblo, son lo de menos, lo que importa es que la mochada llegue en tiempo y forma a dónde tenga que llegar. Total, sí las carreteras y obras se eternizan, siempre habrá una salida, una justificación que mantenga las cosas en orden y control.
Pues bien, el control y el orden, se les salió de las manos hace unos meses, cuando la inconformidad de los empresarios del ramo fue creciendo a un grado tal que a algún genio fidelista, para apretarlos, se le ocurrió salir con la puntada de que se habían cobrado las fianzas de una veintena de obras en proceso.
Nunca se aclaró cuáles eran las obras en cuestión y, mucho menos, quienes eran los constructores que habían incumplido los contratos, de hecho, la ligereza de esta declaración, metió en severos problemas tanto al titular de la Secom, como a la Contraloría y al Orfis, puesto que las afianzadoras no sueltan el dinero nada más así porque sí.
Ahora, luego de que un constructor, golpeara a Marcos Theurel en un evento público, exigiéndole que le devolviera su dinero, el diezmo que le entrego, a cambio de una obra que posteriormente le fue quitada, nos salen con el cuento de que el Orfis va a auditar a la Secom para aclarar si efectivamente hay o no corrupción, si existe o no esa práctica del diezmo (triesmo en este sexenio).
Si Theurel no tuviera la cola tan larga y no existieran pruebas de que efectivamente recibió dinero por parte de este constructor, lo primero que hubiera hecho tras haber recibido los moquetazos y las patadas de su agresor, hubiera sido denunciar, presentar una denuncia ¿o no? Después de todo lo que sobraron ese día, fueron testigos de los hechos.
Sin embargo, nada sucedió, Theurel, se tragó la humillación y se guardó los golpes, algo común en este sexenio, pues no ha sido el primer fidelista que recibe una cachetada en público.
El problema es que de la cola de Theurel, están agarrados más de uno que a nombre del “señor” se han servido más que bien del dichoso diezmo. Uno de ellos, de los recaudadores, hoy se encuentra sano y salvo ocupando una curul, mientras que el otro, ¿dirige? Los destinos del priísmo veracruzano.
Si de verdad se pretende aclarar si existe o no corrupción en la asignación y licitaciones de la Secom, en lugar de recurrir a una auditoría, a modo del Orfis, se debería solicitar a la Federación su intervención, después de todo, la mayoría del presupuesto que se maneja en Veracruz, proviene precisamente de la Federación.
No vaya a ser que a alguno que otro empresario de la construcción, por aquello de inmortalizar el momento, le haya dado por grabar esa práctica tan sagrada, nos referimos por supuesto a la entrega del diezmo.

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