miércoles, 12 de noviembre de 2008

¿Y a ellos quién les escribe?

Los carteros celebraron su día pero para muchos pasó desapercibido

Inés Martínez Rivera

Este miércoles 12 de noviembre, fue un amanecer inusual; repiquetea el timbre de la morada que habitamos; me topo en la puerta con un elegante y bien portado cartero.
-“Buenos días”, su correspondencia confirmando nombre…
- Muchas gracias.
Ofrece una diminuta cartita con la leyenda “Día del Cartero” –y dice- “lo que sea su voluntad es nuestro día”.
-Saco de mi bolsa una pequeña cooperación y se retira muy agradecido.
-No sin antes decir; “muchas personas ya no esperan al cartero, y ahora que estamos tocando para recibir un pequeño gesto de atención, hay que gente que prefiere no abrirnos, evade salir a la puerta y desea tener sus estados de cuenta, cartas, promociones y referencias por debajo de la puerta. A Usted muchas gracias”.
Así este día o cualquier día; haga sol, llueva, truene o relampagueé, el correo siempre llega. Aun cuando se ha modificado de manera importante los modos de comunicación y los Mails, el Messenger, el Chat y los mensajes instantáneos vía celular; la correspondencia más importante está por tocar a tu puerta.
Así pues, numerosas civilizaciones inventaron sus sistemas de correo y utilizaron fuertes corredores que en escalas, retenes o postas, llevaban los mensajes, de ellos surgió la palabra "correo", que quiere decir "el que corre".
El cartero, celebra su día, porque ese incansable servidor público que nunca falla sin importar la lejanía, lo difícil del terreno o las condiciones del tiempo merece ser festejado.
El día del cartero y del empleado postal fue establecido en 1931, como un reconocimiento a la obra social que realizan, al llevar a todos los ciudadanos los mensajes, las buenas y a veces las no tan buenas noticias.
Los carteros no se detienen, con paso firme, con rapidez, en todos los caminos, en todas ciudades y poblados llegan con su inigualable silbato o en silencio colocan en el buzón miles de cartas todos los días.
Durante la época de la colonia, los carteros eran llamados paunanis o corredores ligeros, en ocasiones utilizaban caballos, pero su labor nunca fue fácil, porque se exponían a muchos asaltos.
Entre 1579 y 1580, el Rey Felipe II, otorgó el derecho para ejercer el correo mayor en la Nueva España que fue establecido en Yucatán y las primeras oficinas formales de correos se fundaron en Veracruz, Puebla, Oaxaca, Guerrero y Guanajuato. Después se añadió el servicio de estafetas o correo especial y diplomático y surgieron oficinas postales en Aguascalientes, Celaya, Irapuato y otras poblaciones.
En 1813, se estableció un correo mensual para las provincias y en 1824 el manejo de la renta de correos fue concedido a la Secretaría de Hacienda.
Poco a poco se estableció de manera formal el servicio, hasta que el uso de estampillas marcó la era del correo moderno. La primera estampilla postal mexicana tenía la efigie de Miguel Hidalgo y Costilla.
Durante el Imperio de Maximiliano, se estableció el servicio postal urbano, se colocaron buzones y se empezaron a usar sobres y a utilizar impresos, folletos y giros.
Es que si este día 12 tocaron a tu puerta, y no saliste; siempre habrá otra oportunidad para estimular esta noble labor, que jamás será sustituida por los medios electrónicos y; en la que muchos carteros tienen que caminar y correr largas jornadas. A todos esos personajes anónimos que dejan la correspondencia, gracias.

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